El momento del nacimiento trae consigo la oportunidad de preservar ese remanente de sangre presente en el cordón umbilical en el que yacen las células madre, una oportunidad que permite a los padres optar por su preservación en un banco especial con el fin de utilizarlas a futuro ante casos de leucemia, linfomas, anemias severas o mieloma, entre otras enfermedades que puedan sufrir sus hijos.
La particularidad de las células madre radica en su inmadurez inmunológica, esto les da poca probabilidad de rechazo ante un trasplante, especialmente si son para la persona a quien pertenecen.
Las células madre son la materia prima a partir de la cual se producen todas las células del organismo humano. Son células que poseen la capacidad de mantenerse inmaduras y reaccionar frente a estímulos específicos, para convertirse en células adultas de cada órgano y repararlo cuando este lo necesite.
Desde hace varios años, las células madre se utilizan para tratar enfermedades de la sangre como leucemias, linfomas, anemias severas, trastornos de la coagulación o del sistema de defensa del organismo y anemias secundarias a tratamientos de quimioterapia o radioterapia.
Una característica fundamental de estas células es su plasticidad; es decir, si hay un tejido enfermo y las células madre se trasplantan al lado de este, ellas se diferencian como células sanas y luego se multiplican sobre sí mismas y de esta manera curan una enfermedad.
Los estudios científicos en su etapa experimental sugieren que estas células pueden regenerar otro tipo de tejidos diferentes a los de la sangre, tales como tejido hepático, pancreático, cardíaco, sistema nervioso y piel, lo que será de gran utilidad para el tratamiento de diferentes enfermedades como la diabetes, cirrosis, quemaduras en la piel, parkinson, invalidez por daño del tejido nervioso espinal, también para córnea, retina, regeneración de hueso, cartílago y
músculo.
Esta posibilidad de tratamiento celular fortalece los avances de la Medicina Regenerativa, que cuenta con este producto desde el mismo instante del nacimiento y que su preservación permitirá, ante una eventual enfermedad en el futuro, disponer de ellas para regenerar un tejido y de la misma manera un órgano para curar una enfermedad.