Según la Organización Mundial de la Salud, el cáncer infantil afecta cada año en el mundo a cerca de 300 mil niños, niñas y adolescentes entre los 0 y los 19 años.
De acuerdo a los cálculos del Observatorio de Salud Pública de Santander – OSPS, basados en el Sistema de la Protección Social – SISPRO), durante el decenio 2008-2017, se produjeron en Santander 313 muertes por cáncer en menores de edad (de 0 a 17 años). Esto equivale a una tasa de 5,0 casos por 100 mil menores de edad; es decir, el cáncer infantil cobra la vida de aproximadamente 30 menores por año en Santander. De esas muertes, 58,5% ocurrieron en hombres para una tasa de 5,7 muertes por 100 mil menores, mientras que en mujeres la tasa fue de 4,2 casos por 100 mil menores.
Los tipos de cáncer que se presentan en mayor medida en la región son los tumores del tejido linfático y órganos hematopoyéticos (es decir, linfomas y leucemias), que tuvieron una tasa más alta con 2,7 por 100 mil (173 muertes en el decenio), seguida de los tumores del sistema nervioso central con 0,9 casos por 100 mil menores (59 muertes en el decenio).
Los más comunes de la enfermedad son la leucemia, el cáncer cerebral, el linfoma y los tumores sólidos del sistema nervioso central como el neuroblastoma, entre otros.
La OMS ha señalado que a diferencia del cáncer en adultos, la mayoría de los cánceres que se presentan en los infantes, no tiene una causa conocida; sin embargo, este mismo organismo destaca que se han identificado algunos factores de riesgo relacionados con esta enfermedad, entre ellos la «constitución genética, virus como la hepatitis B, el virus del herpes humano o el VIH, las radiaciones ionizantes y la toma de dietilestilbestrol durante el embarazo (una hormona que ya no se utiliza como tratamiento)».
Al respecto será necesario priorizar las investigaciones que contribuyan a determinar las condiciones y entornos que favorecen la gestación y la aparición de esta enfermedad en los niños y adolescentes, en aras de mejorar el diagnóstico temprano.